Golden Globes 2020: La comedia como recurso para la crítica social

Por Aledith Coulddy

El pasado domingo, el comediante, guionista y director británico Ricky Gervais, fue el presentador de una nueva edición de los Golden Globes, una de las ceremonias de premios menos fidedignas a la hora de reconocer el verdadero talento.

Como todos los años, de las partes más atractivas de este tipo de eventos, que cada vez pierden más audiencia y credibilidad, está la polémica que gira en torno a la misma entrega de los premios: ver quién, según el público conocedor, merece o no un galardón siempre es interesante, puesto que inunda las redes sociales de material qué comentar. Luego están los discursos de los ganadores, que a veces son aprovechados para enfatizar aspectos de sus propias posturas políticas y sociales, un tema que muchos han encontrado cuestionable a lo largo de los años y, finalmente, los monólogos de los presentadores en turno.

Si observan con detenimiento, la mayoría de los que obtienen este último rol son comediantes y si analizamos la decisión de traerlos a un puesto tal, no sólo es por el entrenamiento que, en lógica, tienen la habilidad de otorgar a los presentes y al espectador en casa, sino por el hecho de que suelen hablar de aquello que acontece en el mundo real pero disfrazado de chiste y comedia.

La comedia, en sus muchos matices de luz y sombra, ha servido desde el inicio del entretenimiento precisamente no sólo para hacerle pasar un buen rato a quien hace oídos de ella, sino que es parte esencial del día a día para hacer más llevadera una situación, sea cual sea su naturaleza.

Los comediantes, sin embargo, que más tienen la admiración –y paradójicamente– el odio de quien no ostenta una masa encefálica destacable, son aquellos que se atreven a decir las verdades más incómodas de una forma que, aunque tenga el potencial de ofender a alguien, pueda hacer también reír.

Es por esta razón que muchos «comediantes» son considerados mediocres o cansinos. En México existe abundancia de estos, ejemplos como la familia Derbez u Omar Chaparro resultan la epítome de la comedia del sinsentido y del pastelazo. Le dan al público el producto masticado y con un sabor tan simple que sólo alguien con bajas expectativas podría considerar interesante o incluso causante de risa. 

Afortunadamente, existen también múltiples comediantes que esconden de manera sutil –o no– elementos de crítica social, política y religiosa dentro de sus monólogos y chistes, suelen ser ofensivos porque transgreden el pensamiento del público, los hacen reír de verdades que en otras circunstancias no lo harían y, sobre todo y muy importante, los hacen pensar y entrar en contradicción de lo que solían creer antes y después de escuchar lo que el comediante dijo.

Hay una frase, que en lo personal es una de mis favoritas y que puede hacer a cualquiera conocer más de sí mismo, que dice: «dime de qué tienes prohibido burlarte y te diré qué te domina». 

En los Golden Globes del pasado domingo, pudimos observar una clara muestra de todo lo dicho anteriormente. Por un lado tenemos a Ricky Gervais, uno de los comediantes más brillantes de la época moderna, quién precisamente viste esta clase de comedia inteligente en cada una de sus presentaciones. Se atreve a decir lo que otros no y encima de todo hace reír en el proceso. 

Durante las más de tres horas de duración del evento, logró incomodar, evidenciar y molestar a muchos de los presentes, constantemente se escuchaban exclamaciones de indignación por algún chiste que Ricky hubiera dicho y él respondía con algo más agravante para ellos.

Entre los temas que tocó se incluyen aquello que están dispuestos a hacer los actores para conseguir un papel (la broma sobre Apple) y la doble moral de las estrellas a la hora de tratar de aleccionar al público sobre un tema en específico (a pesar de que ellos hagan lo contrario), la falta de creatividad en nuevas cintas (el comentario sobre remakes), los pleitos absurdos de Scorsese contra Marvel o algunas críticas particulares como el escándalo de Epstein, Felicity Huffman o incluso la imposibilidad de Leonardo DiCaprio de mantener una relación sentimental con alguien de su edad.

No obstante, lo que a mi parecer destacó y ofendió más (por algo será) al público en general fue aquel comentario de Harvey Weinstein. Al presentar a Sandra Bullock, Ricky mencionó que ella participó en una película en donde la gente sobrevivía haciendo como que no veía nada (en referencia a «Birdbox»), para finalizar con un «algo así como trabajar para Harvey Weinstein». El clamor de desaprobación no se hizo esperar, pero él rápidamente se defendió diciendo «ustedes lo hicieron, no yo» y luego los mandó a callar.

Al final del artículo dejaré un vídeo sobre esta broma y sobre la evidencia a la que se refiere Gervais, sin embargo, lo que vale la pena recalcar de esto, es precisamente la forma en la que un individuo, mediante el uso de la comedia, con tan sólo dos frases, puede ser capaz de lograr en el agraviado, el doble moral y el que ve todo desde una perspectiva más bien objetiva. 

Si ofende, a pesar de no haber usado un insulto directo, es porque probablemente es buena comedia; si aparte de eso invita a la reflexión, tenemos que estamos ante un diamante en bruto. El brillo sale cuando el espectador llega a una conclusión satisfactoria y el objetivo de la broma resulta evidenciado de forma sutil, entre risas incómodas y miradas que se ocultan para no demostrar a todos que se sabe de quién se está hablando y, sobre todo, por qué.

La comedia y los comediantes, suelen ser infravalorados por la clase de ejemplares que mencioné anteriormente. Muchas películas, series, stand ups de comedia o relatos, son lo suficientemente mediocres para que, precisamente, se vea este género de entretenimiento como uno de segunda mano o sin importancia. No obstante, existen –y en abundancia– mas no tan populares como deberían, aquellos que se atreven a decir la verdad, a hacer una crítica social real y bien fundamentada sobre algún tema polémico y a influir en la opinión general de la población, todo mientras nos hacen reír. 

Estos sujetos son los verdaderos genios, las personas más brillantes, que logran sacar de la rutina al espectador no sin dejar una moraleja, los que tienen las mejores respuestas y reflexiones y que son capaces de otorgar productos de calidad en las obras que sean capaces de crear.

Elegir la comedia que consumimos también es una forma de aportar algo productivo. Es como escoger seguir a un político o a un líder espiritual, pero a uno que sí posee inteligencia, objetividad y mucho ingenio.


Vídeo sobre Harvey Weinstein: https://youtu.be/RbWXY9Ehswo

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