El salto de Mandela

Por Jonathan Novak

Le invito a considerar la imagen de un árbol, el inicio del tiempo correspondería al tronco, pero, a medida que éste avanza y la aleatoriedad se apodera del rumbo del universo, el tiempo, inevitablemente, se ramifica. Es aquí donde encontramos la llamada compatibilidad universal. Dos universos jamás serán iguales, la existencia de ambos es, por sí misma,una prueba inequívoca de diferencia, sin embargo, la elección de desayuno de un hombre aunque es una clara diferencia, no representa un cambio tan significativo como lo podría ser la muerte de una persona, este último evento, aunque más relevante, seguirá siendo mínimo, finalmente, la variación de una ley física haría incompatibles dos universos. Habiendo entendido la compatibilidad universal, podemos hablar del salto de Mandela, Hace algunos años, podríamos haber confundido estos eventos con malos entendidos, problemas de memoria o incluso con el conocido “deja vu”. La realidad resulta más interesante, se ha demostrado que estas eventualidades pueden ser atribuidas a saltos inter-universales, es decir, dos individuos de dos universos compatibles intercambian lugares debido a una anomalía aún imposible de explicar. Ambos individuos experimentarán los efectos del salto. En principio, el concepto puede sonar aterrador, ¿quiere decir esto que las personas que conozco no serán las mismas? todo lo contrario, el cambio suele ser tan minúsculo, que cualquiera  puede seguir con su vida, sus amigos y familiares, aunque pertenecientes a otro universo, en esencia, los mismos…

Así empezaba mi primera plática acerca del salto de Mandela, en esos momentos creíamos entender las reglas de este fenómeno, pero entonces, el caso 304 apareció. Adrian, de treinta años, llegó a mi oficina en un deplorable estado, llevaba meses asistiendo a terapia, una terapia que demostró ser poco útil ante su situación.

Leer más.