Por Oscar Valentín Bernal
El maestro de artes, un tipo joven y enclenque de traje y zapatos que rechinan, entra al salón para suplir al profesor de español. Los alumnos de tercer grado lo siguen con la mirada. «¿Qué carajos puede saber el loco de artes sobre literatura?». El tipo en cuestión, que parece sacado de un episodio de Los Simpson, los observa uno a uno, con su graciosa ceja alzada y, tras mover de un lado a otro su ridículo bigote, dice:
—Niños. Hoy les toca leer un poema de Sor Juana.
El coro de abucheos se eleva desde las cabezas amodorradas en los pupitres. Buscan provocarlo, y el maestro lo sabe, así que se deja llevar y, al continuar, deforma su cara en una siniestra sonrisa, cierra las cortinas, apaga las luces y dice:
—Pero. Si supieran guardar un secreto… —Saca una lámpara de su mochila y la enciende bajo su barbilla—, podría contarles una historia de terror. Continuar leyendo «Horacio Quiroga y su gallina degollada.»