Por Oscar Valentín Bernal
Dentro de la lírica del miedo existe gran diversidad de variantes en cuanto al tono de una historia y los detalles que permiten que la narrativa se torne oscura, psicológica, visceral o que maneje un buen equilibrio entre distintos aspectos que dotarán de verosimilitud y debida crudeza a una obra. Mientras más sugerente sea el autor, echando mano de sutilezas y siendo contundente en los momentos precisos, mejor llevada estará la técnica y es que, quizá una de las misiones más difíciles de lograr para un escritor es la de realmente sobrecoger al lector a través de la palabra escrita.
A diferencia del cine, en la literatura no existen los llamados «jumpscares» y el uso de recursos baratos pueden fácilmente convertir un relato de terror en una comedia sangrienta.
Uno de los maestros indiscutibles del género de terror es sin duda el escritor y director británico Clive Barker, famoso por obras como la serie de «Hellraiser», «The Damnation Game» y los ilustres «Libros de sangre». No obstante, es irónico que siendo capaz de crear universos mórbidos tan interesantes, Barker no goce de la difusión que tienen otros autores del género.
«The Midnight Meat Train» es el segundo relato de la antología de libros de sangre; en él, se refleja la perversidad de la sociedad en diferentes aspectos.
Nos pone en los zapatos de Leon Kaufman, un oficinista que ha llegado a la ciudad de New York, fascinado por su majestuosidad, pero que pronto se da cuenta de la verdadera cara de las grandes urbes, esa que la prensa no retrata en sus artículos. El hombre se encuentra asqueado por la forma de ser de sus habitantes y las atrocidades que ocurren en sus calles día a día.
Mientras tanto, en las profundidades del metro de la ciudad se llevan a cabo una oleada de metódicos asesinatos en los que las víctimas son seleccionadas y preparadas cual piezas de carnicería.
Kaufman se ve arrastrado por una serie de eventos que lo llevarán a descubrir el oscuro secreto de la ciudad y sus fundadores.
Barker siempre ha resaltado por no tener reparo en mostrar de manera gráfica el dolor, la perversión, el horror y otros sentimientos con los que algunos autores prefieren mantenerse al margen. Clive hace uso en todo momento de una prosa ágil, clara y sin rodeos, dejando percibir los esbozos del mundo teatral londinense del que forma parte activa.
Si gustas de este género y aún no conoces a Barker, ¿Qué estás esperando?