Por Oscar Valentín Bernal
Hacer remakes y remasterizaciones de videojuegos no es algo nuevo en realidad, sin embargo, hoy en día estamos experimentando una verdadera explosión que ha tenido como resultado una metralla de remakes que cae sobre nosotros y esto se debe más que nada al enorme salto que ha dado la calidad gráfica en las consolas de última generación con respecto a las antiguas.
Gracias a esto, es posible revivir viejos mundos e historias que en esta ocasión pueden ser experimentados con mucho mayor detalle. Pero, ¿por qué son tan rentables los videojuegos viejos? Bien, es muy simple. Porque estos se convierten rápidamente en títulos con doble mercado, pues serán jugados tanto por los nuevos jugadores, como por aquellos que movidos por la nostalgia no se perderán la oportunidad de ver a sus juegos favoritos a través del lente de la nueva tecnología.
Y es que, en la actualidad, la de los videojuegos es una industria que ha terminado por superar incluso al cine en términos económicos, esto se debe a que los videojuegos han adquirido una seriedad y calidad de desarrollo que los hace comparables a otras formas de expresión artística y, como consecuencia del aumento de la demanda, hoy en día se producen una mayor cantidad de videojuegos que antaño, esos niños que dependían de sus padres para comprarlos, ahora son adultos con trabajos que pueden pagar por ellos, cosa que no se vio con tanta intensidad en otras generaciones debido a la relativa juventud de la industria.
Tres tipos de renovación:
En las últimas décadas, hemos visto diferentes maneras de retomar proyectos antiguos en lo que a videojuegos se refiere. Primero tenemos las sonadas remasterizaciones, que se han dado en infinidad de juegos, ponemos como ejemplo a The Last of Us, Resident Evil 4 y las colecciones HD de diferentes franquicias. Éstas consisten únicamente en un retoque de la calidad gráfica, los escenarios y cinemáticas, que en algunos casos es más evidente que en otros.
En segunda instancia tenemos lo que ocurre con los «remakes reales» que son juegos prácticamente idénticos a las obras originales, pero vueltos a diseñar con motores gráficos mejorados, cinemáticas nuevas y un montón de contenido adicional, pero que no se aleja demasiado de lo que eran en un inicio. Algunos de los casos más exitosos han sido Metal Gear Solid: The Twin Snakes, Shadow of the Colossus, Crash Bandicoot, N. Sane Trilogy y el primer juego de Resident Evil.
Y en tercer lugar, pero siendo una de las formas más interesantes y que está teniendo un tremendo auge en años recientes, es una total reinvención de un título antiguo en el que sólo se toma la premisa, pero se hace a partir de ella un juego completamente diferente que no tiene por qué seguir al pie de la letra todo lo ocurrido en su predecesor. Tal es el caso de los nuevos «remakes» de Resident Evil 2 y 3, y el anterior Silent Hill Shattered Memories. Lo destacable de este tipo de trabajos de reinvención es que se toman riesgos, pues no se limitan a copiar la fórmula por completo, sino que se intentan cosas diferentes que buscan el complicado equilibrio de complacer a los antiguos fans, pero al mismo tiempo presentar algo atractivo para el público que desconoce los juegos originales, valiéndose de un argumento bien logrado y una mecánica de juego innovadora y envolvente.
Dicho esto, estamos seguros de que la ola de remakes continuará alzándose aún después del estreno de los próximos Final Fantasy VII y Resident Evil 3, que no harán más que confirmar la rentabilidad del negocio de la nostalgia.