La «Parábola del trueque» de Juan José Arreola: Un juego entre lo moral e inmoral

Por Aledith Coulddy

Al grito de «Cambio esposas viejas por nuevas», Juan José Arreola, mexicano de nacimiento, inicia este relato publicado en el Confabulario en 1952.

El cuento corto posee una premisa bastante sencilla, un mercader acude a un pueblo remoto para intercambiar las esposas de los habitantes por otras hechas de oro, perfectas en apariencia física, poseedoras de características que todo hombre estereotipado desearía en una mujer.

Y es que «Parábola del trueque» es eso: un juego de arquetipos casi obsceno en donde, mediante la construcción de cada personaje, se muestra una realidad considerada inmoral pero con aires de verídica.

Tenemos, así, a los hombres del relato quienes, en en su afán de satisfacer sus deseos primitivos, no se la piensan dos veces para hacer el cambio de sus mujeres «desgastadas» por el paso de los años y la vida por otras que luzcan hermosas, perfectas y llenas de una vitalidad que les sabe necesaria e imperiosa.

Luego están los protagonistas de la historia, una pareja conformada por un hombre cuyo nombre nunca sabemos que decide «quedarse» con Sofía, su esposa, ya sea por remordimientos morales o convicciones férreas. Ella, quien dudosa estaba de los motivos tras la renuencia de su esposo al intercambio, pronto desarrolla un remordimiento hacia él pues asegura que los deseos de su marido –que ahora sufre las burlas constantes de sus congéneres por poseer una mujer «común y corriente»– eran realmente haber accedido al trueque.

Él, con una caracterización ambigua respecto a sus intenciones, pronto anhela haber realizado el intercambio, y no porque tenga los mismo deseos de los demás hombres del lugar sino porque el no haberlo hecho implica que su esposa viva resentida, en un limbo que no permite el «agradecimiento» por su fidelidad, pero tampoco el odio por mantenerse a su lado.

Durante el desenlace, y al ser una parábola, el resultado es más bien positivo para los protagonistas, cuando las mujeres autómatas, perfectas y hermosas no resultan ser lo que parecen, teniendo así que lo «real» es lo que verdaderamente trasciende.

Como vemos, en medio de una época de crisis respecto al tema de la mujer en la sociedad, este cuento podría resultar ofensivo para los ojos de quien consume literatura con las ideologías «bien» arraigadas hacia el juicio arbitrario de ésta.

Sin embargo, en lo personal considero que la narración está llena de sátira. Una sátira que demuestra a diestra y siniestra los prototipos ridículos de una sociedad que no sabe definir bien lo moral de lo inmoral. 

Se vuelve claro desde muy pronto, por este maniqueísmo aparentemente muy marcado, quiénes actúan bien y quiénes no. Arreola no lo deja a duda y lo confirma en ese final donde lo superficial recibe su merecido y lo «orgánico», lo que de verdad importa, triunfa en medio del espurio.

El mensaje es claro, el tono es divertido e irónico, pero el sentido lo encuentro más profundo, pues al leer de manera detenida el relato, uno descubre que ni los que se podrían considerar inmorales son tan culpables ni los que no, tan arquetípicamente como el modelo a seguir.

El final es agridulce, algo hace sentir que a pesar de que la moraleja está bien planteada, se queda un dejo de duda sobre lo que está bien y mal y eso precisamente es en lo que recae el valor del relato.

Juan José Arreola es un narrador prolífico con historias en las que, en segundas o terceras lecturas, uno va encontrando significados cada vez más profundos, no tan evidentes como en las primeras instancias. Con «parábola del trueque» esto no queda fuera, una lectura amena e irónica que vale la pena consumir.

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