Por Oscar Valentín Bernal
Clive Barker es uno de los autores contemporáneos más alabados en el género del terror, su estilo se caracteriza por no poseer límites a la hora de contar sus historias y como él mismo ha expresado: «no teme llegar hasta las últimas consecuencias», un hecho que se refleja de manera intangible en su famosa antología de historias «Los Libros de Sangre».
«El Charlatán y Jack», es el tercer relato del primer volúmen de «Los Libros de Sangre», en el cuenta la historia de un demonio de bajo nivel al que se le ha encomendado la tarea de perturbar la vida de Jack Polo, un vendedor de pepinillos con una vida más común de lo normal; sin embargo, a pesar de todas las tretas ideadas por El Charlatán para este propósito, Jack no parece reaccionar de la forma esperada, hecho que provoca desesperación en el pobre diablo.
Este relato es una sorpresa agradable cargada de una buena dosis de humor negro, en la que Barker nos demuestra que no todo es sangre y pellejos desgarrados en sus historias.
En más de una ocasión me provocó risa la actitud indiferente de Jack Polo ante las horrendas fechorías del Charlatán, y el contemplar los planes del diablillo, que me hicieron pensar en esas viejas caricaturas del estilo de Tom & Jerry, aunque claro, con el sello sangriento característico de Clive Barker.
Un relato de trama sencilla, pero ingeniosa y con un excelente giro, en el que Barker utiliza los viejos clichés de los poltergeist y casas embrujadas, a favor de una historia de tono inesperado.
La puerta falsa 