
Por Jonathan Novak
Lanzado originalmente para Super Nintendo en 1994, “Demon’s Crest” de Capcom, es uno de esos juegos demandantes, tan comunes en la época.
Además de formar parte de la legendaria saga “Ghosts ‘n Goblins”, “Demon’s Crest” es el tercer título de su serie, éste nos lleva al mundo de los demonios donde han caído 6 blasones, piedras que otorgan a su portador un increíble poder. Llevados por la ambición, los habitantes de aquel terrible mundo se enfrentarán por obtener las preciadas piedras, una cruenta batalla que terminaría ganando nuestro protagonista, no sin quedar sumamente herido. Su deplorable estado será finalmente aprovechado por Phalanx, quien le arrebata las seis piedras, proclamándose rey del mundo de los demonios.
“Demon’s Crest” es un juego bastante original, por supuesto el gameplay principal es estilo plataformas, sin embargo el “overwolrd“ nos permite elegir qué mundos cursar sin necesidad de seguir un orden estricto, de hecho es posible enfrentar a Phalanx prácticamente desde el inicio del juego. El estilo no lineal se une a la mecánica de desbloquear habilidades para avanzar, otorgándole al título un estilo similar al de un metroidvania, adicional a esto, podremos conseguir dinero en el juego con el cual comprar objetos que faciliten (aunque sea un poco) nuestro paso por este peligroso mundo. Todos estos elementos hacen de “Demon’s Crest” una experiencia bastante peculiar en la historia de los videojuegos.
La dificultad de los títulos clásicos es legendaria, muchos de nosotros hemos regresado a nuestras aventuras favoritas de la infancia, para darnos cuenta que ya no somos capaces de enfrentarnos a ellas como es debido, este es el caso de “Demon’s Crest”. Tuve la oportunidad de probar este juego hace ya algunos años en mi Super Nintendo, fue una de las aventuras que disfruté al lado de mi hermano y de mis primos, y hoy que lo juego nuevamente en Switch, me doy cuenta de lo difícil que era. Esa última pelea con Phalanx luego de conseguir todos los objetos resulta ser más complicada que muchas de las experiencias que he enfrentado en el mundo de los videojuegos actuales.
Ignorando la nostalgia que me puede traer este juego, “Demon’s Crest” es un título que vale la pena jugar, te presenta un reto interesante, unas gráficas y una banda sonora excelente para sus limitantes tecnológicas, un gameplay que te hará recordar a los grandes clásicos, pero sin perder su originalidad y una aventura que podrás volver a visitar una y otra vez.