
Por Jonathan Novak
“Celeste” es un juego de plataformas en dos dimensiones desarrollado por Matt Thorson y Noel Berry. Éste cuenta con gráficos basados principalmente en “pixel art“ y un “gameplay” que recuerda a otros grandes “indies” como “Super Meat Boy” o “N++”. Al igual que los antes mencionados, “Celeste” te reta desde el inicio, esto a pesar de tener unas mecánicas simples.
El objetivo en “Celeste” es sencillo: llegar a la siguiente escena sin morir. Irónicamente, debido a la dificultad impresa en su diseño de niveles, es inevitable que mueras, no una, ni dos veces, sino decenas. Recordando a los viejos clásicos, “Celeste” es un juego que construye sobre la repetición. Luego de haber fallado unas cuantas veces, perfeccionarás las técnicas para superar pruebas cada vez más difíciles.
Adicional a la dificultad, “Celeste” te ofrece una serie de rutas alternas en las cuales podrás conseguir coleccionables así como desbloquear niveles más difíciles. Conseguir el 100% del juego resulta un reto importante con cientos de reinicios en el camino.
Con una estética clásica, un “gameplay” entretenido y un reto más que adecuado para cualquiera, Matt Thorson y Noel Berry podrían haber terminado el juego sin necesidad de incluir una gran trama; sin embargo, lo divertido del juego no fue suficiente para los creadores de “Celeste” y es que la escalada de la Montaña Celeste, además de justificar el “gameplay”, nos adentra en la historia de nuestra protagonista: Madeline, una chica aquejada por ataques de pánico y una seria falta de autoestima. Para Madeline, escalar aquella montaña es una manera de probarse a sí misma. Durante los niveles veremos como lucha no solo con la peligrosa montaña, sino consigo misma.
Luego de cientos de muertes y de haber completado sólo la historia principal, no temo decir que “Celeste” es un gran juego, un ejemplo de la suerte que tenemos hoy en día al poder disfrutar de tantos títulos independientes, los cuales no están restringidos por una gran compañía a un cierto tipo de contenido, juegos divertidos y capaces de contar historias diferentes a las que estamos acostumbrados; héroes inusuales en la industria por su condición humana, pero cuyas luchas son igual de válidas.