¿Cuál es el precio de las mentiras? Chernobyl HBO

Por Oscar Valentín Bernal

La historia mundial está plagada de hechos que cambiaron al mundo y la forma en que somos capaces de percibirlo. Algunos de estos eventos trajeron enormes avances tecnológicos como el descubrimiento de la energía fósil o la manipulación de la electricidad. Otros ocasionaron desgracia y terror alrededor del mundo, como fue el caso de las dos guerras mundiales. Sin embargo, han sido pocos los acontecimientos que lo han puesto verdaderamente todo en riesgo y de entre ellos resalta quizá la noche en que, en plena guerra fría, un accidente ocasionó la catastrofe nuclear mas terrible de toda la historia, un evento que aún hoy en día sigue clavado en los corazones de miles de personas.

La dramatización y la realidad

Hablar de la serie es prácticamente hablar de la realidad, ya que le han dado gran fidelidad a los hechos ocurridos desde el día 26 de abril de 1986, hasta los siguientes meses en los que
quinientos mil hombres lucharon una verdadera guerra contra un enemigo invisible.
No obstante, cabe señalar que existen hechos dotados de dramatismo y personajes ficticios que fueron creados con el objeto de personificar a ciertas facciones involucradas, como lo es la física nuclear Ulana Khomyuk quien representa a todas las científicas que lucharon por esclarecer los hechos y cuyos nombres fueron borrados de la historia por la orgullosa Unión Soviética.
Hasta el último actor que vemos en pantalla ha desempeñado una excelente labor. Las localidades, los vehículos y hasta las expresiones de las personas nos transportan a esa Ucrania de finales de los ochenta. Las atmósferas en las escenas están magistralmente logradas, existe una secuencia que nos hace pensar al instante en una película de terror, pese a que sabemos la temática de la serie. No obstante, los cambios atmosféricos son homogéneos y no se sienten para nada forzados. La caracterización de los pacientes terminales con la enfermedad por radiación es absolutamente brutal.
El periodista ruso Salva Malamud, señala que algunas escenas, tanto verídicas como ficticias, exponen verdades humanas sobre el pueblo ruso que ninguna otra producción se ha molestado en mirar.

1:23:45, Pripyat y la radiación

El accidente de la planta nuclear Vladímir Ilich Lenin, trajo consigo una serie de negligencias políticas y como consecuencia de esto, la negación de los hechos ocurridos y el encubrimiento de los mismos por parte, primero del personal de la planta y posteriormente del gobierno soviético, quienes se resistían a aceptar que un hecho tan horrible hubiese ocurrido bajo su control. Dicha negación desencadenó la minimización del acontecimiento a tal grado que le fue ocultada información vital al tribunal encabezado por Mijaíl Gorbachov y por consiguiente, la acción real para remediar los daños tardó demasiado en llevarse a cabo, permitiendo que el problema alcanzara proporciones colosales. Mientras tanto, los habitantes de Pripyat y poblaciones aledañas continuaban estando expuestos, sin saberlo, a dosis de radiación cada vez más elevadas y las personas que tenían información respecto a lo ocurrido y sabían del riesgo, lo permitieron sólo para evitar que el incidente se hiciera publico y eludir las consecuencias.
Esto nos dice mucho acerca de la humanidad y cómo es que algunas personas actúan en medio de una crisis, cuando saben la responsabilidad que han tenido en ella.
Cuando la catástrofe de Chernobyl ocurrió, la única referencia que se tenía sobre el efecto de la radiación a grandes cantidades sobre el ambiente y los seres vivos, eran los ataques de Hiroshima y Nagasaki ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial. Pero es preciso resaltar que el evento de Chernobyl emitió 100 veces la radiación de cualquiera de las dos bombas nucleares, las cuales transportaban tan sólo 6,3 kg de uranio enriquecido, mientras que el reactor número cuatro de Chernobyl tenía 180 toneladas de combustible nuclear, del cual el 2% (3.600 kg) era uranio puro. De modo que realmente las especulaciones acerca de lo que se podía esperar, estaban basadas en su totalidad en modelos matemáticos.

El pueblo soviético

Si algo deja en claro la serie es la valentía y la solidaridad que tuvo el pueblo soviético ante esta catástrofe. Porque no fueron todos los que encubrieron, los que mintieron y complicaron las cosas. Hubo quienes dieron su vida para salvar al mundo, para impedir que Europa quedara completamente inhabitable. A esos soldados, pilotos, científicos, bomberos, médicos, mineros, debemos estarles agradecidos; porque el mundo sería ahora un lugar muy diferente si ellos no hubiesen hecho su trabajo y enfrentado a la radiación y al sistema político, quemando sus cuerpos, destruyendo sus células y entregándose a una muerte terrible, para que esa planta no estallara por completo.

¿La mejor serie de la historia? No lo sé, ya que existen gran variedad de percepciones del arte y la narrativa, situación que bien puede volver subjetiva dicha afirmación. Pero una cosa es muy cierta y es que Chernobyl ofrece al espectador una versión de los hechos como nunca antes fue vista. Cada minuto que pasa en pantalla nos hace tomar consciencia de la magnitud de lo ocurrido, vemos claramente la impotencia de trabajadores y funcionarios ante las decisiones irrevocables de sus superiores y vemos también heroísmo puro, el heroísmo de un pueblo que lucha por salvar todo aquello cuanto ama y lograr que sus generaciones futuras tengan un mundo en el cual habitar. La serie trata con respeto a esta parte de la historia y a los hombres y mujeres que entregaron su vida por esta causa y nos recuerda lo frágiles que somos ante poderes tan grandes como el de la energía atómica.

Autor: Oscar Valentín Bernal

Cetrero y escritor

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