Brightburn: cuando el poder no está de nuestra parte

Por S. Bobenstein

Todos conocemos la historia de Superman: un extraterrestre con aspecto humano, casi omnipotente, que, por azares del destino, se estrelló en la Tierra siendo sólo un bebé y fue criado por una pareja de granjeros, quienes le inculcaron valores y creencias que en la adultez lo convencieron de pelear por la verdad y la justicia. Desde que el personaje fue introducido en 1938, ha sido adaptado en diferentes historias publicadas en cómics, series de televisión, películas, videojuegos, entre muchos otros formatos, y es considerado el arquetipo y la quintaesencia del superhéroe. De acuerdo con las diferentes historias de Superman, hemos tenido la suerte de que él sea un defensor de la humanidad ante sus amenazas más grandes, incluso en las que él mismo es la amenaza, siempre hay algún otro héroe o heroína que sirva de contrapeso, pero, ¿qué pasaría si Superman llegara a la Tierra para dominarnos a todos… y no hubiera nadie para detenerlo?

Brightburn, película dirigida por David Yarovesky, producida por James Gunn y Kenneth Huang, y escrita por Brian y Mark Gunn, desarrolla esta cuestión. El argumento nos habla de una joven pareja de granjeros con problemas para concebir hijos, hasta que, una noche, una nave espacial cae en su propiedad y, dentro de ella, encuentran a un bebé en apariencia común. La pareja decide adoptar al pequeño y ocultarle su origen hasta el momento adecuado. Durante doce años, el niño crecería con el amor de sus padres y desarrollaría un intelecto impresionante, aunque con dificultad para encajar entre los demás niños de su edad, y no tardaría en darse cuenta de las habilidades especiales que posee: fuerza sobrehumana, velocidad increíble, vuelo, invulnerabilidad, visión de calor, entre otras. Rápidamente, el niño se da cuenta de cuál es su propósito en la vida: dominar el mundo. Sin nada ni nadie que pueda igualársele, ¿cuáles son las consecuencias de tener a un ser así entre nosotros?

La película ofrece una historia muy bien balanceada entre el terror clásico y el género de superhéroes; el personaje titular trasciende el estereotipo del supervillano, va más allá de ser sólo un criminal o un sociópata con poder: este es un ser que entiende su lugar en la “cadena alimenticia” y entiende el lugar que ocupan los seres humanos, lo que hace no está motivado por nada más que la muy clara y natural supremacía de la especie superior. Él es un huracán, un terremoto, una erupción volcánica, y como tales fenómenos, es imprevisible, imparable… Los seres humanos, impotentes, no pueden hacer más que tratar de quitarse de su camino para intentar salvar su vida. “¡Pero él tiene una familia! Seguramente puede entender que los seres humanos son mucho más que animales a quiénes dominar” podrán decir ustedes, y tienen razón. Como un ser con una sapiencia privilegiada, similar pero superior a la de los humanos, ha visto de lo que son capaces, de lo bueno y lo malo, pero simplemente entiende que su situación le hará por siempre imposible el relacionarse en igualdad de condiciones con las personas comunes: su instinto natural le compele a imponerse sobre la raza humana.

Ante tal desventaja contra este enemigo en común, esta fuerza de la naturaleza, este nuevo superpredador de la Tierra, las esperanzas de la humanidad por conservar su lugar en el mundo parecen vanas, pero si algo nos ha enseñado la evolución es que ninguna especie desaparece sin pelear por su vida.

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