
Por Jonathan Novak
Arsenio Lupin nace en 1905 de la pluma y tinta del escritor francés Maurice Leblanc, en una serie de relatos cortos publicados en la revista Je Sais Tout los cuales serían compilados en el primer libro acerca de este personaje: Arsenio Lupin caballero ladrón.
De género detectivesco, las historias de Arsenio Lupin nos cuentan las aventuras de un hábil ladrón de guante blanco.
Como en toda obra detectivesca, cada relato incluye un entramado complicado de sucesos y personajes que nos lleva a un único resultado, mientras otros autores deciden que el fin es desenmascarar a un delincuente o los sucesos en un crimen, Maurice Leblanc nos lleva por los arcos argumentales con tal de llegar a un “cómo”, ¿cómo será que Arsenio Lupin se saldrá con la suya esta vez? Y es que, ése es el sabor distinto que Leblanc nos ofrece, siguiendo la fórmula del género, el autor nos presenta un protagonista inteligente, lleno de recursos que utilizará para conseguir su cometido y que suele estar del lado equivocado de la ley.
Durante los primeros tres relatos cortos de “Arsenio Lupin, caballero ladrón”, se nos ofrece una presentación emocionante de nuestro querido ladrón. Lupin es expuesto como un maestro del engaño, el cual no parece tener un rostro fijo. Y es que con cada aparición, su descripción cambia, lo cual te lleva a especular incluso sobre el paradero del personaje principal, pues, no en pocas ocasiones, éste se encuentra escondido justo en las narices del lector. Además de sus habilidades con los disfraces, Lupin es sumamente inteligente, un diestro peleador y prestidigitador y posee una labia impresionante la cual utiliza constantemente para engatusar o chantajear a cuanta persona sea necesaria. En conclusión, como muchos otros protagonistas del género, Lupin es un hombre de cuidado con muchas más virtudes que defectos y cuyas convicciones son prácticamente inamovibles.
Si bien Arsenio Lupin se encuentra al otro lado de la ley, no es una persona amoral, todo lo contrario. Maurice Leblanc se encargó de presentar a su personaje como un Robin Hood moderno, (moderno considerando que la leyenda de Robin Hood data de alrededor de 500 años antes que la obra de Leblanc) el cual se encarga de robar, y muchas veces ajusticiar, a personas de pocos escrúpulos cuyas fortunas están de una u otra forma manchadas. Podríamos decir entonces que el principal objetivo de Lupin no se encuentra en el dinero que recibirá al final de un atraco. Esto se deduce por su forma de actuar, mostrándose a menudo frente a la víctima de turno, sólo para hacerle saber el porqué ha sido elegida como tal. De esta manera, aunque infringiendo la ley, Lupin surge como un héroe arrogante que decide tomar las riendas de la justicia.
Debo decir que la mayor satisfacción que he encontrado en la obra de Leblanc es el propio Lupin, si bien siempre es interesante ver cómo un autor deshace los intrincados nudos dispuestos al principio de un cierto relato, el ver el actuar de este protagonista es simplemente delicioso. Es en su cinismo donde se encuentra esa chispa que hace única a esta obra y será la razón de volver a sus pasajes sólo para revivir a este singular personaje.