Por Oscar Valentín Bernal
«Violet Evergarden» es una serie de anime, adaptación de las novelas de la escritora japonesa Kana Akatsuki y la ilustradora Akiko Takase, ganadoras de los premios a las categorías de novela, escenario y manga de los Kyoto Animation Award’s.
Los trece capítulos del anime nos cuentan la historia de Violet, una exmilitar que, durante la guerra, fue utilizada como arma y que se limitaba a seguir las órdenes de sus superiores, pero una vez llegada la paz, intenta encontrar la manera de cumplir con la última orden de su mayor «vivir».
Aunque parte de una premisa bélica, es necesario resaltar que esta no es una historia de guerra, sino de sus repercusiones en diferentes aspectos y de la búsqueda por redimir los actos cometidos.
Podríamos decir que cada episodio de «Violet Evergarden» es prácticamente autoconclusivo y cada uno nos da un mensaje distinto, con más de un momento memorable e impactante a nivel emocional y que, en conjunto, nos cuentan una historia coherente y entrañable. El anime posee algunas buenas escenas de acción, pero no son estas el centro de la trama, ni le roban camara a lo más importante que, en este caso, es el plasmar emociones específicas en la memoria del espectador.
El universo steampunk que propone «Violet Evergarden» pareciera transcurrir en una época similar a la Primera Guerra Mundial y está plagado de hermosos escenarios y atmósferas mostrados a través de una animación de calidad excepcional. En dicho mundo vemos tecnologías antiguas como máquinas de vapor, aviones biplanos monomotores, vehículos de aspecto antiguo y máquinas de escribir, pero, a la vez, encontramos algunas cosas que parecieran de una tecnología más avanzada, como las prótesis mecánicas de brazos.
Otro de los rasgos interesantes de la historia es su cultura, muy similar a la de la Europa de 1900, también podemos observar algunas de sus tradiciones como la del festival del aire donde miles de cartas son lanzadas desde el cielo.
La caligrafía de este mundo está compuesta de caracteres que recuerdan en algunos rasgos a la escritura japonesa, pero que tiene algún parecido con la simbología rúnica y las letras del alfabeto latino/romano.
Las cartas y las emociones que contienen son un elemento de gran importancia en esta historia, así como la habilidad que Violet adquiere poco a poco para entender los sentimientos plasmados en ellas.
«Violet Evergarden» posee varios personajes que llegas a querer, y no sólo hablo de los recurrentes, hay algunos que vemos en un solo episodio, pero son manejados de tal forma que empatizamos rápido con ellos y con sus problemas, que tienden a ser complejos. Violet es una protagonista con gran encanto a la que uno le desea el bien, su diseño recuerda un poco a una versión mayor de Sakura Kinomoto y su personaje como tal, tiene rasgos que nos hacen pensar en Gally de «Battle Angel Alita» o Rei Ayanami de «Evangelion» , y yendo un poco al tema de la máquina de matar que decide redimirse, podríamos compararla en ciertos aspectos con Kenshin Himura de «Rurouni Kensin» .
Este anime nos sabe en ocasiones a los clásicos tipo «Candy Candy», pero logra crear un estilo propio, que si bien puede llegar a parecer lento para quienes buscan solo acción, esconde varios elementos narrativos interesantes que recordaré siempre, sobre todo en lo relativo al manejo de las emociones de los personajes.