Por Aledith Coulddy
El hombre camina a través de pasillos blancos ausentes de decoraciones. La ansiedad se acrecienta a metros de llegar al cuarto 230.
Mira una grieta en la pared opuesta y una cucaracha que camina de forma amenazadora hacia la puerta donde, al abrirla, ella se encuentra.
Sus manos tiemblan, su corazón palpita a más de cien y las lágrimas peligran con desbordarse de su párpado inferior. Cae en cuenta de que esa noche será la última en la que verá a su madre. Ella está cansada y él lo sabe mejor de lo que le gustaría reconocer.