
“Nadie nos advirtió que extrañar
es el costo que tienen los
buenos momentos”.
MARIO BENEDETTI
Tres escenas
Se encontraban solos al final del pasillo del edificio B sobre la primera planta. Jael sacó una silla del salón donde habrían tenido clase si la profesora no se hubiera reportado enferma. Clover, recargada sobre el medio muro de concreto, observaba algo en la distancia. Jael se limitaba a leer un delgado libro de ciencia ficción del cual había estado prendado durante los últimos días. Clover dejó salir un suspiro. Jael sabía el significado de éste, pero decidió ignorarlo.
—Es hora de la siguiente clase —informó Jael pasados algunos minutos al tiempo que cerraba el libro colocando en la página abierta un pedazo de hoja cuadriculada arrancada de algún cuaderno.
Clover asintió sin mirarle y se enderezó ayudándose de las manos. Caminaron en silencio hasta la mitad del edificio, una vuelta a la izquierda y tomaron las escaleras hasta la planta baja.
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